domingo, 14 de febrero de 2010

Latinoamerica...



Revolución, es la palabra clave de lo que es mi continente, tu continente, nuestro continente. Acá y allá, desde la Patagónia hasta Tijuana, desde Bahía hasta el Barranco en Lima. Todos somos Latinoamérica, un pueblo que se busca, que se reinventa a cada segundo en búsqueda de su identidad. Somos sangre indígena mezclada con el espíritu aventuro de los del otro lado del océano. Sufrimos su “conquista” , mas no pudieron quitarnos la sonrisa. Inspirados por nuestros ancestros, decidimos buscar nuestra independencia. Pero en el camino descubrimos que no podemos volver ha ese pasado milenario. Que sin darnos cuenta, su cultura se infiltro en nuestras venas. Ya no somos Mayas, Aztecas, o Incas. Pero tampoco europeos o gringos. Somos latinos, es decir, florecemos con sabor a fruta jugosa, con olor a verde, a vida. Esa alegría que nos caracteriza y que hemos expresado durante siglos a través de nuestros colores.

Pronunciamos nuestra historia, ( nuestra verdadera historia y no la que todavía nos cuentan en los colegios) de manera solapada inscribiendo el sello latino en las artes impuestas de la colonia. Surgen las vírgenes negras, los cholos de traje entero y la mística de los dioses antiguos con su nuevo rostro cristiano. Quien diría que hoy en día, mas de quinientos años de exterminio cultural todavía se puede observa a una indígena que hincada avanza por los largos pasillos de las todavía reminisentes iglesias coloniales, rezando en su idioma autóctono una oración a un dios ajeno, un dios blanco. Pues este dios tendrá el rostro del que nos impusieron, pero con su lenguaje autóctono ella lo reinventa, lo transforma en algo propio redescubre sus dioses ancestrales escondidos bajo una tez pálida. Por que sabe que esa escultura fue hecha por manos latinas, por manos morenas que en cada golpe del cincel daban parte de su alma a esa obra, impregnándola de ruegos y plegarias en contra del abusador y su armadura de hierro.

Hablaremos su idioma, pero nuestro instinto sigue siendo indígena, vestiremos a su estilo con pantalón y camisa pero el color se lo dimos nosotros. A cada pisoteo de sus botas en contra de nuestro origen surgieron miles de expresiones disidentes. Con el tiempo comprendimos que como pueblo teníamos que liberarnos y movimos nuestros destinos dando el grito de independencia. Nos ha tomado siglos el despertar, con sangre y lucha defendemos nuestros ideales. Creemos en la gente, mas que en el oro. Creemos en la alegría más que en el poder. Soñamos con crear nuestra identidad a partir de nuestras luchas sociales. Un Bolívar, un Zapata, un Che forman parte de nuestra búsqueda. Sin dejar de lado a un Sandino y un Antonio Valero de Bernabé. Estos nombres son pocos en realidad pues existen miles, sino es que millones de libertadores latinoamericanos, que viven en el anonimato. Es aquella señora que después de partirse la espalda trabajando todo el día, siempre encuentra una sonrisa con que alegrar a su hijo mientras le enseña a bailar una tonada andina. Es el obrero haitiano que canta una tonada esperanzadora mientras reconstruye su país devastado. Eres tú, hermano latino, que no te rindes en la búsqueda de tus sueños.

Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio